La empresa privada y el Estado tienen la tarea de desempeñar un rol
principal en el desarrollo de las comunidades donde se realizan actividades mineras
MANUEL MARTICORENA/Día_1
En un contexto de caída de los precios de los minerales, la minería -el sector que ha sido la locomotora de la economía peruana- podría enfrentar un nuevo escenario en donde los tributos que genere para el Estado deberán ser cuidadosamente invertidos. Los esfuerzos que se han desarrollado para lograr la anhelada inclusión social deberán ser meticulosamente orientados a reducir los bolsones de pobreza con los que convive el sector minero.
¿Cuánto podrá contribuir ahora la minería a la inclusión social, que
es el gran objetivo no solo del Gobierno sino de un país como el Perú
cuyas diferencias sociales lo anclan al tercer mundo? ¿Lo ha venido
haciendo ya en medida razonable?
¿INTERVENCIÓN DIRECTA?
El economista del Grupo
Propuesta Ciudadana, Epifanio Baca, señala que la minería debe estar
consciente de que debe contribuir con la solución del problema de las
diferencias sociales (sobre todo las económicas) desde dos niveles: con
un aporte fiscal consistente y directamente proporcional a sus ingresos,
y con una contribución directa con el desarrollo de sus comunidades aledañas.
“En el caso de la acción directa, tienes ejemplos muy claros y
heterogéneos. De los que yo conozco, son intervenciones como las de
Antamina (en Áncash) o Barrick en La Libertad, las que aplican una política inclusiva. También lo hace Las Bambas
en el sur, aun cuando no está en producción. Son de alguna manera
empresas que han hecho esfuerzos para tener políticas de responsabilidad
social y de asistencia con gente muy especializada y de un modo
planificado”, señala el especialista.
Baca considera que si bien este enfoque existe en la gran minería,
no sucede lo mismo con el resto del sector, que aplica políticas con
sentido paternalista y que no apuntan a solucionar problemas
estructurales de las comunidades.
“Hoy se requiere de un tratamiento más estructurado y enfocado en
temas que garanticen la sostenibilidad de lo invertido. Esto
prácticamente significa involucrarse con las sociedades, con sus
problemas y su futuro”, señala. Tener una empresa minera que trabaje de espaldas a las comunidades resulta hoy anacrónico.
José De Echave,
ex viceministro de Gestión Ambiental, confía muy poco en lo que ha
hecho y puede hacer la minería en sus acciones directas. Cree que es el Estado el que debe intervenir a través de políticas públicas.
Así, para el especialista no hay otra forma de avanzar en el esfuerzo
de solucionar los problemas económicos y sociales de las poblaciones
mineras.
¿Pero la minería ha hecho esfuerzos de inclusión? Sí. Ricardo Morell, vicepresidente de Asuntos Corporativos de Antamina,
señala que sería egoísta negar, por ejemplo, los esfuerzos realizados
por las empresas para contribuir de manera directa con los poblados
tanto de influencia directa como indirecta. “Se han realizado importantes programas de reducción de la desnutrición infantil, educación e infraestructura”, señala.
No solo eso, varias empresas mineras han impulsado proyectos de
desarrollo productivo, identificando las potencialidades de sus
comunidades de influencia. Todo esto para posibilitar mejores
oportunidades de ingresos económicos a las familias que no puedan tener
acceso a un trabajo en la operación minera.
Epifanio Baca señala que la intervención directa es prácticamente
una responsabilidad, pero es una tarea dura para la cual muchas empresas
no están preparadas. Recuérdese que su función principal es obtener una
rentabilidad para sus accionistas e inversores, su ‘core business’ no
es solucionar problemas sociales. Sin embargo, hoy una empresa sin
sensibilidad social va directa al fracaso y en el Perú hay muestras
palpables de ello.
COMPROMISO INELUDIBLE
La responsabilidad social
es el aspecto más solidario del sector minero; sin embargo, su principal
aporte a la inclusión social no llega por ahí, sino por los impuestos
que otorga al Estado vía canon, regalías y gravamen.
En el 2012, el sector ha entregado por regalías, canon y derechos de vigencia S/.5.700 millones, una suma que ningún otro sector podría equiparar.
Asimismo, en el 2011 se estableció un nuevo esquema de pago de
regalía y gravamen minero que, en buena cuenta, fue positivo para la
recaudación tributaria peruana. Sin embargo, no se sabe si estos fondos
han sido orientados al cumplimiento de las metas de inclusión social
para las que fueron exigidos.
Anteriormente, las empresas mineras tenían una participación directa
en la administración del ‘aporte voluntario minero’ (que fue
reemplazado por el esquema de regalías y gravamen) hoy esa posibilidad
no existe y toda la ha centralizado el Estado. Entonces, ¿cómo
participar en este esfuerzo nacional? ¿Deben insistir en tener una
participación directa?
Epifanio Baca explica que si bien las empresas no pueden intervenir
en los programas sociales implementados por el Gobierno, sí podrían exigir mayor transparencia de lo que se hace con estos recursos. La preocupación del sector minero es que estos reviertan a las zonas donde se encuentran sus operaciones.
Por su parte, Ricardo Morell indica que las “mesas de desarrollo”
pueden ser un excelente forma en que el sector minero pueda participar y
establecer, junto a los actores sociales, proyectos de inversión
puntuales que ayuden a impulsar la inclusión social. Invertir
directamente reemplazando al Estado puede resultar contraproducente. Es
más, el sector ya lo ha estado haciendo y el reconocimiento por ello no
ha sido significativo.
“Varias empresas han tenido que reemplazar al Estado en años
pasados, y las poblaciones se han acostumbrado a ello. Cuando la empresa
no lo hace surgen los conflictos”, indica un ejecutivo de una minera.
En la actualidad hay 61 mesas de desarrollo en el país que tienen el
objetivo de convocar a los actores sociales, así como a los diferentes
representantes sectoriales del Gobierno (ministerios de Educación,
Salud, Inclusión y Desarrollo Social, Agricultura, etc.) para definir
proyectos de desarrollo concreto para las comunidades.
Hay confianza de que esto funcione. Morell señala que el Estado debe
actuar muy rápido para lograr resultados. Teniendo en cuenta que el
Estado está presente en estas mesas, su ejecución debería ser inmediata.
De Echave cree que aún es muy pronto para dar cuenta de si este
mecanismo funcionará. Aún no hay ejemplos concretos de que las
decisiones tomadas en las mesas de diálogo lleguen a obras concretas.
Además, considerando un escenario de precios de los metales en caída y
una menor recaudación para los próximos años, es probable que el
Gobierno Central cierre la billetera.
“El dinamismo de la contribución minera no debe detenerse,
hay otros esquemas como el de obras por impuestos que permitirá que el
sector minero implemente obras que contribuyan con el desarrollo de las
poblaciones”, indica Baca.
Varias empresas como Cerro Verde en Arequipa (con la construcción de
intercambios viales y obras de saneamiento) o Southern Copper en Tacna
han optado por la negociación directa con la finalidad de demostrar que
el sector minero quiere ponerse al hombro el tema del desarrollo de sus
zonas de influencia. Sin embargo, el esquema no se aplicaría a todas.
Hay que tener en cuenta que cada empresa tiene ingresos distintos y
costos diferentes.
LO QUE VIENE
La minería ha crecido en forma
considerable en los últimos seis años. Ha demandado mano de obra directa
e indirecta. Asimismo, hay una cartera de US$57.000 millones en inversiones. El Instituto Peruano de Economía
(IPE) cree que “si los planetas se alínean” y esta cartera se ejecuta,
generará US$30.000 millones en exportaciones, y se crearía la
astronómica cifra de 2,4 millones de puestos de trabajo estables durante
su operación. Es decir, toda una revolución productiva. De Echave
cuestiona tal proyección. “Me parece que se está sobredimensionando el
número de empleos”, señala.
Como fuera, y considerando el volumen de inversiones que se podría
efectuar en los próximos años, el sector deberá evaluar los mecanismos
adecuados para empujar el carro de la inclusión social. No hay una sola
fórmula para participar, la cuestión es involucrarse.
Fuente: Portal El Comercio
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar en esta publicación.